martes, 19 de julio de 2011

Un jersey con dos cuellos




Dicen que es inherente a todo ser humano poseer una parte masculina y otra femenina. En algunos especímenes una de ellas es claramente dominante sobre la otra, mientras que en otros indivíduos la frontera entre ambas es una borrosa línea pintada con tiza en una acera desvencijada.

Milenios de civilización, circunstancias biológicas, religiosas, supersticiosas y culturales han separado ambas condiciones y han asignado diferentes roles a cada una. Caracteres opuestos pero complementarios, características cada una en las antípodas de la otra.

Así, los niños juegan al fútbol y las niñas a las casitas. Las niñas son delicadas princesas y los niños aguerridos guerreros.

Cosa que no ocurría a los siameses Heredia Moraleda. A Manolito Heredia Moraleda siempre le gustaron más las Nancys que los GI Joes. Y a Rosario Heredia Moraleda le encantaba patear un esférico de cuero y encontraba harto tedioso jugar al té con peluches.

2 comentarios:

Unknown dijo...

No acabo de entender porque se apellidan igual ¿? pero bueno, será cosa del protocolon=algo que algún día será un colon.

La vida de un efebo/a de dos cabezas siempre es difícil, muchas veces, lo mejor que pueda pasar es que uno devore al otro cual Jupiter a sus hijos. Lo juro porque Hulk se convierta al Islam.

Si, tengo la cabeza llena de mierda hoy, y que!

Hombre Malo dijo...

La razón del mismo apellido es que en su pueblo, Argamancilla del Brezo, todos se apellidaban igual, merced a una ordenanza municipal que prohibió todos los demás apellidos allá por la dictadura, y que aún hoy sigue vigente. La misma ordenanza prohibe los sombreros de copa por motivos de seguridad y obliga a los panaderos a vestir de amarillo en su jornada laboral.

Lo que también es cierto y verdad es que Rosario acabó devorando a su siamés, y a resultas de aquello vivió el resto de su vida adherida a medio cadáver en descomposición, lo cual le valió un papel como ventrílocua en un famoso programa de Telecinco.

Con la cabeza llena de mierda yo no me hurgaría la nariz, por lo que pudiera pasar.